miércoles, 3 de febrero de 2016

Incandescencia

Entre rocíos y azahares se perdió una lucecilla; unos decían que era verde, otros más que amarilla.

¿A dónde se fue? se preguntaban las criaturillas, ¿se fue tras los damascos, atrapada en fantasías? ¿La aplastaron los humanos en sus tontas correrías?


¿A dónde estás? ¿Por qué no brillas? ¿Te cansaron los abriles sin estatuas o pedrerías?


Entre tanto lamento nadie posó la vista por la laguna. Ahí, a lo profundo, una delicada luciérnaga lavaba sus faroles pensando en la libélula. Ella tampoco estaba y necesitaba buena luz para hallarla y volar juntas, para comer algas y reír. Entre verde y amarillo se reflejaba en los ojos de los peces.


Gitana, la luciérnaga, volvió tal vez o quizás no (eso no lo supe yo) al pie de los oyameles, para brindar su luz al nacer de los atardeceres y ser anónimo farol para sus seres, planeando con la libélula, sin planes pero sonrientes.

1 comentario:

  1. LOS HOMBRES Y LAS MUJERES SOMOS COMPLETAMENTE DIFERENTES PERO AL MISMO TIEMPO NOS COMPLEMENTAMOS. EL UNICO PROBLEMA ES QUE NO LO SABEMOS.... SALUDOS EMI

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