No estás. Me temo, yo tan cobarde, me digo, para destrozar
este quemante silencio, que sí.
No estás entre las agudas notas de esa guitarra en la que el
unicornio nos canta.
No estás en las notas del perfume con el que te arrope entera
la piel.
No estás en la ancha cama para dos que está a dieta
individual.
No estás tras ésta escalera de recuerdos y versos.
No, no estás aquí, vibrando de nosotros.
No estás, sólo debo aceptarlo.
¿Y con siete comas más?
¿Estarás, tal vez?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario